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El estrés es aquel mecanismo que se produce cuando una persona se siente excedida por una serie de situaciones que superan su capacidad de llevar a cabo una vida tranquila, lo que acarrea en una sobrecarga que puede influir en el bienestar físico, psicológico y personal. Estas sobrecargas pueden ser de tipo social, laboral, fisiológico, mental entre otros, y logran llevar a un sentimiento de tensión física o emocional que pueden provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso.
Se considera que el estrés hace parte de un proceso adaptativo del ser humano que lo lleva a afrontar ciertas situaciones para acomodarse al medio que lo rodea, sin embargo, se puede convertir en una sensación desagradable de peso y angustia, que luego va a afectar la calidad de vida de las personas.
El estrés puede llegar a perturbar claramente las esfera mental y física de los individuos, tanto así, que puede llegar a afectar la calidad de vida de una forma importante, ya que puede generar o intensificar un sin número de enfermedades, tanto orgánicas como psiquiátricas.
Siendo considerado una de las principales causas de agudización de enfermedades en la era moderna, el estrés puede desencadenar varios problemas médicos, como las enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, psiquiátricas, entre otras e incluso juega un papel muy importante en las enfermedades dermatológicas.
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Se considera a la piel, como el órgano más grande del organismo y es el que está en contacto directo con el exterior e interior del cuerpo. También se encuentra en constante comunicación con el sistema nervioso central, por medio de terminales nerviosas y complejos hormonales, lo que lleva a que el estrés afecte de forma importante la piel, ya que dicha interacción estimula cambios en ella, desde aumento de sustancias que generan sudoración o resequedad hasta inmunosupresión (baja de defensas) que permiten infecciones como el herpes u hongos.
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Es así como encontramos múltiples patologías en la piel que pueden ser afectadas por el estrés, tales como el acné, el efluvio telógeno (afección reversible en la que el pelo se cae después de una experiencia de mucho estrés), dermatitis seborreica, la rosácea, el prurito (rasquiña crónica), neurodermatitis, entre otras. A continuación, hablaremos de las patologías más comunes relacionadas con este.
El acné y la rosácea son dos de las patologías más comunes en las cuales se ha encontrado una relación bastante estrecha con el estrés y si bien este último no es la causa de dichas enfermedades, si puede agravarlas de forma importante, ya que el estrés emocional estimula la liberación de sustancias que aceleran el metabolismo e incrementa la actividad de las glándulas sebáceas favoreciendo dichas enfermedades. Es común escuchar sobre la aparición de lesiones de acné o rosácea ante cualquier situación de estrés, sea un examen, un problema laboral, un altercado familiar, entre otros.
Otra patología que se afecta de forma importante con el estrés es la dermatitis seborreica, que consiste en una descamación y enrojecimiento de la piel principalmente en cuero cabelludo y cara (cejas, surcos nasogenianos, orejas, entre otras áreas). Es una condición muy común en los adultos y es tanta la relación con el estrés, que la irritación de la dermatitis seborreica se considera como un indicador indirecto al estrés que pueda estar sufriendo una persona.
También es muy común observar como el estrés puede ser el desencadenante o agudizante de una patología muy común, el efluvio telógeno, este corresponde a la caída constante del pelo, la cual no lleva a la calvicie porque el pelo se renueva, pero si genera bastante angustia en los pacientes, principalmente en las mujeres, en quienes es relativamente común dicha enfermedad.
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El estrés también puede producir cambios en la apariencia de la piel, estos no se consideran patologías pero si pueden afectar la autoestima pues al disminuir la irrigación sanguínea y ante la falta de nutrientes y de oxígeno se produce envejecimiento prematuro, pérdida de luminosidad, deshidratación, piel flácida, ojeras, entre otros.
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Es así como encontramos múltiples patologías en la piel que pueden ser afectadas por el estrés, tales como el acné, el efluvio telógeno (afección reversible en la que el pelo se cae después de una experiencia de mucho estrés), dermatitis seborreica, la rosácea, el prurito (rasquiña crónica), neurodermatitis, entre otras. A continuación, hablaremos de las patologías más comunes relacionadas con este.
Es así como el estrés es considerado como causante de muchas enfermedades en el siglo XXI y la piel no se queda atrás. Aunque este no es el causante primario de muchas patologías dermatológicas, si hace parte importante de los factores que empeoran dichas patologías; por lo tanto, es importante aprender a controlarlo y principalmente reconocer que existe para de esta forma ayudar a controlar o sanar muchas de las enfermedades de la piel.
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