La piel es el órgano más grande del cuerpo, y contiene un 65% de agua; tiene además múltiples funciones que logran mantener el equilibrio del cuerpo.
Dentro de las funciones más importantes de la piel está protegernos contra agentes externos, como irritantes o microorganismos; regular la temperatura; proteger nuestro cuerpo de la radiación ultravioleta; transmitir al cerebro información sensorial como dolor, presión, y tacto; participar en la producción de Vitamina D; eliminar sustancias que no necesitamos a través del sudor y absorber los productos o medicamentos de uso tópico.
La piel está compuesta por 3 capas. La capa más superficial es llamada Epidermis, es la que está en contacto con el exterior. Contiene 4 tipo de células: los melanocitos, que están encargados de dar color a nuestra piel; los queratinocitos que se encargan de renovar nuestra piel cada determinado tiempo y hacerla impermeable; las células de Langerhans que son las células de defensa de la piel; y las células de Merkel que actúan como receptores del tacto.
La capa del medio es llamada Dermis, es la encargada de dar estructura y soporte, además contiene estructuras tan importantes como los folículos pilosos, vasos sanguíneos, nervios y algunas glándulas. Está conformada principalmente por fibroblastos, fibras de colágeno y elastina.
La hipodermis es la capa más profunda de la piel y está compuesta por tejido graso, que actúa como un amortiguador ante el trauma sobre la piel.
Ahora que conocemos cómo es la piel y sus funciones, es importante que nos preguntemos qué debemos hacer para mantenerla sana.
Uno de los principales agresores frente a nuestra piel es la radiación ultravioleta proveniente de la luz del sol, lámparas y pantallas. La exposición a ella genera en nuestra piel envejecimiento, manchas, pecas, arrugas, quemaduras e incluso cáncer. Los horarios de mayor radiación ultravioleta son entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m., es por esto que no debemos salir al sol a esta hora y debemos utilizar protector solar; éste debe ser idealmente de amplio espectro y resistente al agua. Debemos aplicarlo todos los días en la mañana así el día este nublado o no vayamos estar expuesto al sol.
La hidratación es otro factor importante a la hora de cuidar nuestra piel; pues nos permite absorber mejor los tratamientos y dar elasticidad y luminosidad. Todas las pieles necesitan hidratación así sean pieles grasas, lo importante es saber escoger la hidratante de acuerdo al tipo de piel.
La limpieza también es un paso fundamental dentro del cuidado de la piel, ya que permite controlar la producción de grasa, además de retirar células muertas, gérmenes y restos de maquillaje que recogemos durante el día.
Por último, te dejo unos consejos como dermatóloga para que mantengas tu piel sana: