Las alergias son una reacción mediada por células que detectan algunas sustancias o productos ambientales o químicos como agresores y generan una serie de manifestaciones en la piel y se presentan como una respuesta ante diferentes agentes externos o alérgenos.

Estas pueden presentarse en cualquier momento de la vida, desde la infancia hasta la edad adulta. En los niños, el factor más importante es el antecedente familiar en padres o hermanos de asma, rinitis o alergias en piel, lo cual es conocido como atopia y genera diferentes manifestaciones y predisposición a alergias cutáneas y brotes a repetición.

Cuando el niño presenta estas características, se denomina dermatitis atópica y a lo largo de la infancia presenta lesiones rojas, descamativas, muy pruriginosas (sensación peculiar y desagradable en la piel, que produce el deseo o necesidad de rascarse) y que incluso pueden sangrar o afectar el sueño y la capacidad de concentración en el colegio, por lo cual es importante consultar al dermatólogo y dar un tratamiento oportuno para el control de los síntomas.
Una de las preguntas más frecuentes por los padres es la asociación con mascotas y alimentos en el desarrollo de las alergias, ante esto se ha visto que algunos pacientes sí son específicamente alérgicos a la piel de perros, gatos, caballos, ácaros o alimentos, pero esto se comprueba mediante estudios de alergología; es decir, que por la dermatitis atópica en si no es necesario evitar el contacto con mascotas ni es importante para prevenir la aparición de brotes.

El curso de la dermatitis atópica tiende a mejorar con la edad y alrededor de la adolescencia las lesiones en piel son más esporádicas, sólo algunos pacientes persisten con manifestaciones en la edad adulta o algunas mujeres por ejemplo presentan exacerbaciones durante el embarazo.

Por otro lado, pueden desarrollarse alergias en piel de forma esporádica a lo largo de la vida y puede ser secundario a múltiples causas, incluso con sustancias utilizadas de larga data como cosméticos de uso diario, detergentes, plantas, medicamentos, elementos a los que se está expuesto en ambientes laborales, o químicos de belleza como esmaltes, tinturas, fragancias, entre otros.
En piel se observan lesiones rojas, que pican, descaman y recurren en el tiempo o persisten, pueden verse inicialmente localizadas y luego generalizarse comprometiendo mayor parte de la piel.

El diagnóstico de las alergias cutáneas se hace en conjunto con un profesional experto en dermatología y/o alergología, lo cual se logra mediante la historia clínica, el examen físico y algunas pruebas específicas de alérgenos.

Para la prevención y el tratamiento de estas, es importante identificar el agente desencadenante y así evitar la exposición repetida a este y los nuevos brotes en piel.

Los tratamientos dirigidos consisten en esteroides tópicos, humectantes y medicamentos que ayuden a controlar en proceso agudo, a disminuir los síntomas y a prevenir nuevos episodios.
Es importante tener presente que en ocasiones el objetivo del tratamiento es prevenir y no curar en los pacientes con alergias específicas, ya que no existen opciones dirigidas y siempre que se esté en contacto con el agente desencadenante las manifestaciones van a recurrir.

¿Cómo prevenirlas?
Tener una piel sana y humectada es clave, por lo cual se recomienda:
– Utilizar humectante cada 12 horas
– Evitar baños prolongados, con agua muy caliente o muy fría.
– No usar jabones de baño fuertes o irritantes, preferir syndets o aceites de ducha y aplicarlos sólo en axilas, genitales, manos o pies.
– Identificar la causa de la alergia y evitar el contacto.
– En pieles sensibles o atópicas evitar el exceso de fragancias o detergentes.
– Consultar oportunamente al dermatólogo.

Dra. Natali Naranjo Bustamante

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